El rol del psicólogo deportivo consiste en desarrollar las habilidades psicológicas en un contexto deportivo mediante una metodología específica y sin necesidad de que haya déficit previo. Así, el psicólogo del deporte se encarga de los aspectos de bienestar y de salud desde una perspectiva no patológica: la del entrenamiento psicológico. Esta especialidad no solo trabaja en el ámbito del deporte, sino también el de la psicología clínica, educativa y organizacional, principalmente (Cantón, 2010).
Para poder llevar a cabo estas funciones se deben tener en cuenta algunas dificultades (Cernuda, 1992; Pérez, 2000): el intrusismo profesional, la mala imagen derivada de psicólogos con limitaciones profesionales, la falta de información acerca de lo que puede, o no, hacer un psicólogo del deporte (Olmedilla et al., 1998), la concepción negativa que puede suponer el acudir a un psicólogo, el hecho de ser una ciencia relativamente joven y el desconocimiento por parte de algunos jugadores o entrenadores acerca del rol del psicólogo del deporte, fomenta la aparición de prejuicios sobre el trabajo a realizar en el contexto deportivo.
Además de gestionar correctamente estos posibles impedimentos, es necesario conocer la especificidad del campo de actuación profesional al que nos referimos, es decir, conocer la metodología propia de la psicología del deporte como instrumentos de evaluación, técnicas, tipos de intervención y público al que engloba dicho campo para desarrollar sus habilidades psicológicas (Cantón, 2010).
Durante este mes de Octubre, con la difusión del programa que estamos llevando a cabo en el Centro Psicosanitario Galiani sobre “Educación Psicoemocional a través del deporte”, he sido consciente de la necesidad de implantar este tipo de proyectos en clubes deportivos así como del entusiasmo que les genera la propuesta.
Con todo lo anterior, se llega a la conclusión de la gran necesidad que tiene la Psicología del Deporte y, más específicamente, los psicólogos deportivos de nuestro país, de la expansión de esta especialidad a todos los niveles deportivos (desde amateur hasta profesionales) y de la realización de un buen trabajo, basado en la formación e investigación en este terreno que garantice unos resultados útiles. Para ello, debemos acercarnos a las entidades con un trabajo psicológico-deportivo muy organizado y estructurado, ofreciendo mayores facilidades en cuanto a disponibilidad, tiempos y espacios, con la garantía de unos beneficios no tanto hacia los resultados deportivos sino centrados en los beneficios de los jugadores, entrenadores y directivos.
Por otro lado, se antoja imprescindible para el avance de la psicología del deporte dejar atrás el llamado psicólogo deportivo “apaga fuego”, entendido como el tipo de servicio psicológico-deportivo que actúa solo cuando aparece una problemática en el deportista, equipo, entrenador… no produciendo ningún resultado beneficioso. Los psicólogos deportivos entrenamos las emociones, los pensamientos y los comportamientos tanto de deportistas como de entrenadores, por lo que, para ello, debemos ser incluidos en la planificación del cuerpo técnico, estableciendo unos objetivos a cumplir, que nos permitan contar con un tiempo y una constancia suficiente que permita alcanzar los resultados.
En definitiva, la psicología del deporte tiene la tarea de seguir trabajando con el objetivo de ir abriéndose paso entre las áreas psicológicas más importantes y reconocidas. Para ello, es fundamental, ofrecer trabajos con unos objetivos específicamente definidos y ambiciosos.
Referencias:
- Cantón, E. (2010). La psicología del deporte como profesión especializada. Papeles del Psicólogo, 31(3), 237-245.
- Cernuda, A. (1992). Presente y futuro de la psicología del deporte profesional. Papeles del Psicólogo, 54, 56-57.
- Olmedilla, A., García, C., y Garcés de los Fayos, E. J. (1998). Un análisis del papel profesional del psicólogo del deporte desde la percepción del entrenador de fútbol. Revista de Psicología del Deporte, 13, 95-111.
- Pérez, G. (2000). Disgresiones sobre el afianzamiento y madurez de la psicología del deporte aplicada a los deportistas de rendimiento. Revista de Psicología del Deporte, 9(1-2), 177-181